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junio 01, 2022

Del Uno Al Nueve...

Hoy es un día cálido. Bastante, más de lo que suelen gustarme. Es como uno de esos días tropicales en los que el cielo se ve nublado, pero el sol se asoma solo un poco para recordar que existe y que puede ser amable.

Las personas suelen ser como los días, tienen un tipo de clima y cada clima tiene sus temporadas, dependiendo de la inclinación de la tierra y, ¿por qué no? el calentamiento global, también.

En el transcurso de mi vida, he aprendido que las personas tienen dos lados. Digamos que el bueno y el malo, ambos entrelazados y, por lo tanto, simplemente son. Esto es lo que hace a una persona, a mi juicio, "completa". Su unidad.

Y, cometiendo errores de juicio, he aprendido, con dolor incluso, que siempre se debe escuchar la versión completa de una historia. A mi experiencia, son tres los puntos de vista que se deben tomar en cuenta: las partes involucradas y un tercero que sea completamente imparcial y objetivo. 

Partiendo de esta premisa, comienzo un escrito, a modo dedicatoria y me apetece incluso promesa, sobre ciertos sucesos que ocurrieron en el mes cuatro de un año donde aprendí el valor de la ausencia y la presencia. 

Si bien es cierto que "no se valora lo que se tiene, hasta que se pierde"; debo aclarar que escarmentar en cabeza ajena no me es propio y que, en ocasiones, la impulsividad toma posesión de mi poca cordura y atraviesa las llanuras de "nunca jamás" sin evaluar los riesgos que esto conlleva. 

Dentro de estos riesgos, descubrí y muy a mi pesar, el valor de una persona, la calidad de su tiempo, su energía, su atención, su calidez, su aroma... Y sí, sus cosas negativas, también. No todo es completamente frío ni completamente cálido. Debe haber un equilibrio. 

Fueron cinco citas, si es que mi memoria no me falla, tal vez más, tal vez menos; las que costaron para conquistar, perder, insistir y, llegar a lo que hoy es. Perseverancia, le llama. Para mí, necedad. Pero, aunque dolió esa mañana en el bosque, volvería a repetirlo... Sin dudar.

Debo decir, que es una persona que me motiva a sacar lo mejor de mí; y claro que eso duele. Se me antoja como las heridas purulentas no atendidas, que para curarse, primero deben drenarse, desinfectarse y suturar, para que puedan cicatrizar y sanar. Luego, solo serán un recuerdo del cuál platicar en una cena de seis, o más personas. 

Ya son casi siete meses, y aún sigo conociendo, lo que yo considero la otra parte de su ser. Cosas buenas, cosas malas... En general, cosas. Pero debo resaltar, que lo que más me gusta verle hacer, es sonreir. Tiene cierto brillo en sus ojos que hace que todo valga la pena. No sé si ya lo sepa, pero me encanta contemplarle... A veces sé que lo nota, otras no lo hace. Pero cuando se da cuenta, finge que no me ha visto viéndole y continua haciendo lo que sea que haga, para que siga contemplándole. Eso también, es amor.   

Hay tres meses que serán importantes para mí el resto de mi vida. El dos, el ocho y el once. Cada uno, porque tiene una historia. Nacimiento, encuentro y el inicio de algo que considero, de lo más bonito que me ha sucedido, hasta el dìa de hoy. A lo cuál, le estoy infinitamente agradecida, y, hay veces que ya no sé como demostrarle tanta gratitud. Este escrito, es parte de ello. Lo adoro. 

El número nueve siempre lo he considerado de la suerte. Con ese número, gané una rifa para llevarle serenata a mi madre. Tristemente, la única que le han llevado, pero ver su carita de felicidad, es algo que nunca olvidaré. Por lo tanto, a la persona que más he amado, y es triste reconocerlo, pero que he amado más que a mí, la asocio con este número. Es la persona que escogí para el resto de mi vida, lo que sea que venga, lo que sea que dure, lo que sea que quiera. Es, y será, mi familia. 

Me ha enseñado tanto, que estoy aprendiendo el valor del amor propio, duele mucho, y claro que me advirtió que iba a doler... Pero, en verdad, le estoy infinitamente agradecida. 

Bienvenido, a esta nueva parte de mi vida. 

Para CMC, con amor IL...

agosto 09, 2021

Limpieza

Hola, creo que ya pasó un año desde la última vez que escribí algo... Sea para el blog o aparte.
Tanto así que he perdido la practica al escribir rápido en el teclado. A esto, le sumamos el hecho de que mi teclado es de maña, porque la señorita optó por derramar barniz de uñas sobre el mismo. La verdad me pareció muy apropiado, ya tiene años de eso...

Me han pasado muchas cosas de un año para acá. Pero considero más apropiado escribir un libro, porque en serio son muchas cosas, tanto bizarras como interesantes, que simplemente comienzo a disfrutarlas. 
Pasé de un estado catatónico de ser solo espectadora de mi vida y sentir que no tenía el control sobre ella, a darme cuenta que sí lo tengo, que siempre lo tuve y que era más cómodo no ser responsable de mí. 

Es un caos.

Apenas en esta semana voy a empezar a limpiar todo el desorden y cochinada de años acumulados, y ahora, ya puedo entender lo que me dijo mi psicóloga en la tercera sesión: 

- ¿Podrías ver tu reflejo en un espejo completamente sucio? 
- No, no podría.
- ¿Qué tendrías que hacer para poder verlo?
- Limpiarlo...
- Y si no tienes con que limpiarlo, ¿qué sería lo primero que harías?
- Comprar algo para limpiarlo...
- Cuando limpies el espejo, podrás ver cómo te ven los demás...

Mi casa física, mental, laboral y sentimental, están hechas un caos. La espiritual, no. Es a la única que le he invertido tiempo y esfuerzo, y la que me ha sacado a flote de marzo a la fecha.  Pero, no soy solo espíritu y acabo de notar que sigo viviendo en un plano físico, y por muy espiritual que sea, las cuentas siguen creciendo, el cuerpo sigue comiendo, el tiempo sigue pasando y la basura se sigue acumulando...
Cuando ya tienes el conocimiento para hacer una tarea, y la has practicado antes, es más fácil ejecutarla sin supervisión. Lo realmente difícil es ser disciplinado para poder crear hábitos buenos y rutinas que te beneficien. 
Los humanos trabajamos mejor bajo supervisión y algunos, bajo presión, ya que el estímulo constante y la delegación de responsabilidades, genera la motivación suficiente para provocar una reacción a nivel físico y químico que promueve un sistema de recompensa, creando un hábito y consecuentemente una rutina.
El  cerebro, funciona a base de hábitos, de rutinas. Se programa para recrear la misma, y cuando lo sacas de ella, pasa algo mágico. Te sientes vivo.

Hasta el día de ayer, yo no tenía motivación completamente genuina para limpiar mi desorden. Hoy, soy yo. 
Me di cuenta, por más tonto que suene, que estoy viva. Es como cuando despiertas de un sueño que parece real y no sabes si lo soñaste o lo viviste... Hoy desperté. Y menuda sorpresa que me llevé... Estoy viva.

Hoy, si tuviera esa misma conversación con mi psicóloga, le respondería diferente...
- Después de limpiar la casa y limpiar el espejo... Me daría cuenta que hay ciertas cosas que se maltrataron por la dejadez, la pereza y los malos hábitos. Repararé las que se puedan reparar. Crearé cosas nuevas y bellas para adornar mi casa, con las que deba reciclar... Pero, hay otras, como el espejo, que no se podrán reparar y que eventualmente debo cambiar. Así que compraré otro espejo, porque a pesar de poder ver mi reflejo, no lo puedo observar bien y a detalle... 

Gracias. 
Domer, fuera.

octubre 02, 2020

2020

Releyendo un poco de mis memorias, noté que abandoné mucho de lo que solía hacer y ser, para convertirme en alguien que no soy y tampoco me gusta.

Me percaté de que la vida puede pasar rápidamente, aunque el tiempo nos parezca lento. 

Este ha sido, a nivel mundial, un año diferente y muy pesado. No hay nadie que conozca que no concuerde con esto. Es un año de cambios, muchos finales y muy pocos inicios.

Supe que este sería un año diferente porque recibí el año nuevo dormida. Siempre suelo hacer algo con mi familia, pero esta vez preferí hacer una de las cosas que más me gustan, dormir. Creí que por ser algo que necesitaba y me gustaba hacer, comenzaría bien mi año. Grave error. Me dormí a las 8 p.m. del 31 de diciembre del 2019 y desperté hasta las 12 p.m. del 1 de enero. Jajaja, qué triste caso.

Esta no es una entrada para describir mi año, mucho menos hacer un diario de lo que he o no vivido. Simplemente, es mi recordatorio de que alguna vez, hubo un intento de escritora aquí y que debe despertar.

Me quedan pocas lunas para volver a ser quien soy, si no, el colapso es inminente. Y esta vez, no fallaré. 

Al final, todos somos pequeños granos de arena pero algunos pueden convertirse en tormentas. La solución está en fluir y dejar ser lo que tenga que ser.